PERMANECERÁ JOVEN PARA SIEMPRE.
(ABRAHAM SURZKEVERY)
Era mi fiel compañera en noches frías, en momentos de tristeza.
Cuando el dolor y la angustia de no tener el calor materno me invadía, ella, con su pelo de lana, me protegía. Nunca olvidaré el dibujo que tenía, un Micky Mouse que sonreía, un filo de lana más gruesa para agarrarme mejor y un interior lleno de color y alegría.
Miles de historias ella contaría si tuviese boca y yo, al recordarlas, el niño más feliz sería.
Lástima que eso se quedó en una absurda utopía de una manta hermosa,grande y calentita que me acompañará el resto de mi vida;mi manta azul cobalto tenía algo especial que me conmovía: era la manta de un bebé.
Me acompañó durante nueve años; desapareció o tal vez me la robaron durante mi “Odisea” a España pero...mi manta siempre estará conmigo.
MATEO NARVÁEZ MARÍN
De pequeña tenía un precioso yoyó de color morado; en él había dibujada una cara que me sonreía todos los días y yo pensaba que estaba contento porque lo cuidaba muy bien.
Mi yoyó era como un ascensor que por más que subiese o bajase nunca se rompía;podía recorrer el mundo con él a ras del suelo. Era como una marioneta que sólo yo podía manejar.
Recuerdo que siempre lo olía no sé por qué lo hacía, pero me encantaba. Hoy sí lo sé ,su aroma huele a amistad y a niñez. Desgraciadamente , un día perdí esa fragancia y ahora recuerdo con nostalgia cada momento que pasé con él, con ese pequeño ser que, aunque no hablaba, siempre me sacaba una sonrisa, incluso en los peores momentos.
MARÍA GONZÁLEZ LOZANO
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