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jueves, 8 de septiembre de 2011









LA EXPERIENCIA VIVA DE UNA OBRA DE TEATRO,

COMO LA DE UNA NOVELA O UNA COMPOSICIÓN MUSICAL,


ES UN RÍO DE SENTIMIENTOS QUE FLUYE DENTRO DE NOSOTROS.



(ERIC BENTLEY)






Aún quedan fotografías de la recordada opereta Drácula The Musical. Así que, para todas y todos ustedes, aquí queda constancia de otros dos momentos para el recuerdo.






En la imagen superior, nuestro particular rapsoda, Mateo Narváez, entona el Rap de los Vampiros, compuesto por él mismo. Todo un éxito y una excelente forma de que arrancara la obra. De ahí que le rodeen nuestras aldeanas transilvanas: María Durán, Paqui Zapata, Patri Guisado y Laura Moreno.






Y, de un momento del principio a otro del final. En la imagen inferior, asistimos a cómo el grupo de los perseguidores de Drácula, formado por Jonathan (Christian Pérez), Buffy (Blanca Gallero), Van Helsing (Raúl Páramos) y Valpurgis (Coraima Oliva), gracias a un conjuro de esta última, intentan romper, a ritmo del tema Bailando de Alaska y Dinarama, el hechizo de inmovilidad que les ha lanzado el nosferatu. Drácula (Juanjo Morales) se desentiende de esta cohorte de piltrafillas mientras en el centro del escenario, el objeto de la disputa, Mina (Carla Muñoz), continúa hipnotizada bajo el poder del chupasangre.






¡Hasta pronto!



Ya queda menos para el reencuentro definitivo.

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